Friday, January 25, 2013

"Fue en una hora divina para el género humano.
El cisne antes cantaba sólo para morir.
Cuando se oyó el acento del Cisne wagneriano
fue en medio de una aurora, fue para revivir."
--El cisne, Rubén Darío

El pajarito dice:

¡Qué esperanza, qué afán!  Esta primera estrofa representa el gozo que se ve en todo el poema de "el cisne".  Es el mismo gozo, la misma mirada que se expresa en la música de Wagner, de quien se habla aquí.  Es evidente que Darío entiende bien su lugar al principio de una nueva etapa en la historia del arte, la etapa del modernismo.

El poema expresa un sentimiento que todos anhelamos, aunque no todas las personas tienen la buena fortuna de encontrarlo.  Es el sentimiento de ánimo que uno siente cuando presiente algo maravilloso en el porvenir, algo que lo cambiará todo.  Es el sentimiento de que el pasado tal vez no estuvo mal, y el presente está bien, pero el futuro... de que no hay límite al cielo.  

Entre tantos que han expresado un sentimiento así, mi mente más se acerca a Tolkien, de hecho, y "El Señor de los Anillos".  Ya sé, que parecen libros de fines, y que se habla mucho del último tal y final cual.  Y Tolkien lo hace a propósito... refleja el sentimiento común de la Inglaterra de su época.  Pero fijaos bien en como lo termina todo.  ¿El mundo se acabó?  No.  ¿Ganó Sauron?  No, sino que Aragorn está coronado como rey y la época de los hombres empezó -- la época que en la cronología de Tolkien en que vivimos nosotros.

Y aunque la esperanza no se encuentra hasta los momentos finales, es este mismo mensaje de "El cisne" que Tolkien quiere compartir con sus paisanos durante y después que la segunda guerra mundial.  Les anima, les consuela, les recuerda de que están por empezar una nueva etapa, y que lo que viene será mejor que lo que pasó.  Es la canción de un cisne -- pero un cisne naciente, un cisne que está al punto de tender las alas y por primera vez descubrir los misterios y maravillas del aire.

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