Wednesday, March 6, 2013

Creación

"No ser un hombre, ser la proyección del sueño de otro hombre ¡qué humillación incomparable, qué vértigo! [...] Con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo."
Las Ruinas Circulares, Jorge Luis Borges

Todas las culturas han inventado mitos sobre la creación.  Viene con ser humano -- tenemos la necesidad de saber de donde venimos.  Es por esto que antes de la teoría de evolución habían muy pocos ateos en el mundo entero.  Antes de Darwin no había manera de explicar el mundo sin Dios.

En Las Ruinas Circulares, Borges sigue esta patrón, pero también reacciona en contra de ella.  La primera 90% parece un mito de creación bastante parecido a los que son comunes y corrientes, incluso la historia cristiana.  El hombre sueña, e inventa a otro.  Pero en el último párrafo Borges reacciona de forma admirable.  Resulta que el soñador es también soñado -- o sea, él no ha sido creado realmente.

The Matrix también juega con el mismo concepto.  Distinto a los mundos de fantasía y ficción que inventan una realidad y una creación alternativa, intenta explicar la creación nuestra de una forma distinta -- con decir que realmente nuestro mundo no ha sido creado, sino imaginado.


Tal como el soñado del mago, y al final el mago mismo, el mundo del Matrix no existe en una forma existencial, sino una forma mental, fingida.  Y son muy distintos a las explicaciones más comunes, que intentan justificar nuestra existencia.  Las Ruinas Circulares, tal como el Matrix, no justifican nuestras percepciones, sino que las atacan.  No siguen la tradición de decir "el mundo es así por razón X" sino que nos sugieren, suavemente, "tal vez el mundo no es precisamente así".

Y hay mucho valor en esto.  Todos tenemos que vivir en el mundo, y vale la pena considerar un poco su naturaleza.  Lo más valioso que podemos sacar de estos cuentos no es que el mundo sea un gran programa controlado por los robots, ni que a lo mejor ni existamos más que en un sueño de otro.  Eso no.  Pero si pensamos en quién somos, y qué somos, seguro que entenderemos cada vez más nuestra relación con los demás y con el ambiente.  

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